Título: Wrath of the
Titans
Director: Jonathan
Liebesman
Guionista: Dan Mazeau,
David Johnson, Greg Berlanti.
Productor: Basil Iwanyk,
Polly Johnsen
Elenco: Sam Worthington,
Liam Neeson, Ralph Fiennes, Rosamund Pike, Tobby Kebbell.
Una ira plana
Por: David A. Maldonado Hernández
La ira de los titanes resulta ser un viaje entretenido
pero completamente plano. Su historia se inclina hacia el lado no deseado.
Han pasado unos diez años desde que Perseo derrotó al
Kraken, su nombre se ha dado a conocer en el mundo entero, pero él solo anhela
vivir la vida tranquila de pescador. Viudo y con un hijo, la tranquilidad de
nuestro héroe se acaba cuando una quimera ataca la villa donde vive y casi mata
a su hijo. El dios y padre de Perseo, Zeus, lo visita para explicarle lo que
está sucediendo, los muros de Tártaro están cayendo, Cronos será liberado y el
mundo está por acabarse. Es por esto que Zeus pide la ayuda de Perseo para
evitar que el titán escape de su prisión.
Lo principal y menos importante son los maravillosos
efectos especiales en conjunto con una fotografía completamente 3D. Es el
detalle principal de esta secuela porque fue la crítica mayor en la primera y
esta vez lo arreglaron. Es el menos importante porque los efectos por
computadora y el 3D son solo adornos para hacer más placentero el estar sentado
viendo una película. Aunque el 3D no es placentero, pero al menos los críticos no
han insultado la técnica. Pero si la historia no es buena, la película se cae.
No hay efectos especiales, no hay 3D, ni siquiera un batallón de los mejores
actores como elenco de reparto pueden salvarla. Y esto fue lo que le pasó a “Wrath”.
Olvidemos las actuaciones de los supuestos protagonistas,
porque ni siquiera Jack Nicholson con sus tres óscar podría hacer un buen
trabajo si su personaje está mal escrito. Punto a favor de Sam Worthington,
Rosamund Pike y Tobby Kebbell, quienes se supone que son los protagonistas pero
sus personajes son tan planos que ninguno tiene un momento de brillo y la
definición de protagonistas deja de aplicarle a los tres. Un protagonista, en
definición, es el personaje que lleva la historia y TIENE que pasar por un
cambio. Esa definición es 100% aplicable a los dioses Zeus (Liam Neeson) y
Hades (Ralph Fiennes).
Es redundante decir que dos de los mejores actores de
estos tiempos hicieron un tremendo trabajo, pero lo hicieron, especialmente
Fiennes, sencillamente increíble. Esta vez al combo de los dioses de une Bill
Nighy, que solo es otro de los mejores actores de su generación, y hace una
personificación de Hefestos que es realmente única e hilarante. Una vez más
Danny Huston vuelve como Poseidón y una vez más le dan suficiente tiempo en la
pantalla para que no haga nada y no pueda actuar bien. Enserio, no entiendo
como desperdician dos veces a semejante actor con personaje con poca aparición.
Estos dioses mueven la historia de “Wrath of the
Titans”, no Perseo. Después de ver dos escenas de los dioses vas a desear no
volver a ver a Perseo en la pantalla. Ellos son los verdaderos protagonistas,
solo que no tienen tanta exposición. Pero lo más importante, ellos son lo más
interesantes de ver. Si la película se hubiera concentrado más en ellos que en
el “héroe”, hubiese sido mejor filme.
No les voy a mentir, es sumamente entretenida, se deja
ver y les prometo que no se van a aburrir. El director Jonathan Liebesman hace
buen trabajo en las escenas de acción, pero eso lo sabemos porque hizo buen
trabajo con la acción de “Battle L.A.”. Pero la audiencia busca un poco más que
solo entretenimiento. No algo como “Extremely Loud & Incredibly Close”, que
tiene buenos personajes, buena historia y es aburridísima. Sino un “happy medium”,
algo más como “Inception” o “First Class”, una mezcla que claramente “Wrath” no
logró balancear.