Título: The Bourne
Legacy
Director: Tony Gilroy
Escritor: Tony Gilroy, Dan Gilroy
Productor: Patrick
Crowley, Frank Marshall, Ben Smith, Jeffrey M. Weiner.
Elenco: Jeremy Renner,
Rachel Weisz, Edward Norton
El legado de Bourne es demasido confuso
Por: David A. Maldonado Hernández
La nueva película en la saga de Bourne, no tiene tanta acción, es sumamente ambigua y se tarda
demasiado en despegar.
En el mismo universo donde Jason Bourne es perseguido,
existen otros grupos de agentes especiales con habilidades similares. Al
comienzo de la historia se toma la decisión de cerrar una de estas divisiones y
al hacerlo no se pueden dejar cabos sueltos, lo que desencadena la terminación
de los agentes. Solo sobrevive uno, Aaron Cross (Jeremy Renner), y para poder
escapar necesita de la droga que los hace tan especiales. Así que Cross
emprende un viaje para huir a la vez que intenta abastecerse de sus
medicamentos.
Durante los primeros treinta a cuarenta minutos no
entenderán nada de lo que está sucediendo. A menos que sean los fans que se
saben de memoria la trilogía de Bourne.
Pero apuesto que aún a ellos les costará trabajo seguir lo que está sucediendo.
No hay ninguna explicación de lo que son esas drogas, para qué las toman, por
qué son tan importantes. Siguen ocurriendo sucesos, hablando de divisiones, cerrándolas,
escándalos en la prensa y sin explicar qué realmente pasa. El problema es que cuando
haces una película con la intensión de hacer una nueva historia/trilogía/franquicia,
tienes que comenzar desde cero y darle explicaciones a tu audiencia. Porque el
propósito de hacer este tipo de película no es que los fans sigan viéndolas,
sino atraer nuevos seguidores. La película falla completamente en esto, porque
todo aquel que no refresque todas las protagonizadas por Matt Damon, saldrá de
la sala igual que como entró.
Una vez comienzan a darnos un poco de explicaciones,
la trama cobra sentido y ritmo. Esta película es de espionaje, traición
gubernamental, drama, thriller y casi nada de acción. Leía el otro día que
tenía tres grandes escenas de acción. Pues yo solo conté dos. Una se desarrolla
en una casa y la otra es una persecución extremadamente ridículamente larga.
Llega el momento en que aburre esta persecución. Y eso realmente molesta porque
un filme de 135 minutos no necesita escenas larguísimas de relleno.
Las actuaciones son muy buenas. Jeremy Renner nos trae
un personaje bien distinto a Jason Bourne, especialmente porque este sí
recuerda quién era. La pelea interna que tiene consigo mismo no es una de
identidad, sino una de duda y remordimiento. Renner logra llevar ese mensaje a
la perfección y casi sin diálogos. La química que se crea entre él y Rachel
Weisz es muy buena. El personaje de ella es una doctora y está muy bien
trabajado. Una mujer pasa por un trauma fuerte, pero que logra superarlo y
aún así no se convierte en la mujer maravilla, pero sí en la compañera ideal
para Aaron Cross. Edward Norton como villano es tremendo, especialmente sus
ojos reflejan malicia, que hay algo que solo él sabe y no tiene reparo en hacer
lo necesario para proteger su secreto.
Dedo decir que no es un filme aburrido. Dura poco más
de dos horas pero ni se sienten. Las pocas secuencias de acción están bien
montadas, aunque una un poco larga. Pero el drama que hay en la mayor parte de
la película no es aburrido, lleva buen ritmo y con el diálogo necesario. Hay
muchas escenas sin palabras, porque la imagen lo dice todo, no es necesario
explicar lo que se está viendo. Pero las cosas que sí son necesarias
explicarlas, se tardan demasiado en hacerlo.
Solo a aquellos fans de la trilogía original les
recomiendo que la vean. Todos los demás pueden ahorrarse el dinero y verla en
DVD. Incluso si vieron las primeras, pero no recuerdan mucho, no gasten su
tiempo, porque no entenderán la mitad de lo que ocurre.
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