Era noviembre del 2001, tenía 11 años y mi familia y
yo estábamos en el cine esperando para ver la película se cierto niño mago.
Mientras esperábamos en la fila para entrar mi padre señala un enorme cartel en
cartón, de esos que van ubicados en el suelo, y dice “esa película va a estar
buena”. Me volteo para ver y lo que veo es un poster con un montón de gente y
unas palabras enormes que decían “El
Señor de los Anillos”. Cuando vi aquello en español solo pude decir “eso se
ve bien porquería”.
Así pasó un mes y en diciembre (mi cumpleaños),
decidimos ir al cine, pero teniendo poca edad no era mi decisión qué ver o qué
no ver. Después de comprar las taquillas mi padre anuncia que vamos a ver “El Señor de los Anillos”. Yo me quería
morir. Hubiese preferido ver la película del nene cabezón (cierta cinta animada
de Nickelodeon). Pero allí estaba, en la sala para ver una película que no
quería pero que cambiaría mi vida para siempre.
Luego de tres horas (2:58 minutos para ser exactos),
minutos que apenas sentí, sabía, a la corta edad de 12 años acabados de
cumplir, que había visto una de las películas más grandes en la historia del
cine. Quedé pasmado porque mi viejo tenía razón, la película estuvo buena,
mejor dicho, más que buena. The
Fellowship of the Ring logró que yo decidiera, a mi corta edad, a qué me
quería dedicar.
Han pasado 11 años desde aquella película y cada vez
que la veo me emociono. Mientras crecía la veía e iba descubriendo los
elementos que la hacía tan grande. Lo mejor que tiene la película son sus
personajes. Frodo es un muchacho (en el libro un hombre de unos 30 años), que
toda su vida ha vivido en su aldea y, aunque su corazón lo anhela, nunca ha
salido. Cuando el deseo de Frodo, de salir en su propia aventura, se le concede
la experiencia resulta todo menos lo que él imaginó. Desde el momento en que
sale de su casa su vida corre peligro y lucha hasta las mismísimas puertas de
la muerte. Pero el chico nunca se rinde y aún con lo temeroso, tímido y pequeño
que es, se atreve a levantar la mano y arriesgar su vida para ir a destruir el
anillo. Sucede que Frodo (como todos los seres humanos), no es un personaje
unidireccional. Tiene acciones que parecen contradictorias, como ser tímido y valiente,
pero son parte de él, son lo que lo hacen como es. Igual que a nosotros.
Así sucede con todos los personajes secundarios. Solo
hay un Frodo, pero todos ellos son protagonistas de su propia historia. Sam es
un hogareño pero valiente cuando necesita. Gandalf es el mago que es un buen
hombre pero le gusta quedarse cosas para sí mismo. Aragorn o Strider, como se
le conoce en esta primera película, es un hombre misterioso que resulta ser
heredero al trono pero no quiere esa responsabilidad. Todos ellos, personajes
complicados, profundos, completos, son lo que hace brillar esta cinta.
En segundo lugar tenemos la temática. “El paso a la
adultez” siempre es un tema que llegará a muchos y cuando se cuenta de una
manera tan fantástica y fantasiosa como esta, gusta aun más. Esto es el viaje
de Luke Skywalker a convertirse en un Jedi. Frodo es un hobbit dependiente. El
arco de Frodo en toda la primera película cómo pasa de ser un muchacho que se
atreve a arriesgar su vida pero no quiere hacerlo solo (porque no conoce el
camino a Mordor), a ser un hombre que descubre que su misión es suya y
solamente suya y tiene que completarla solo. Un tema poderoso, la independencia
de un hombre, pero a sabiendas que siempre necesitaremos ayuda porque no nos la
sabemos todas, en este caso la ayuda de Sam.
Una vez hemos desenredado la historia de The Fellowship of the Ring entonces la
producción juega un papel importante. Todo lo que se ve en la pantalla fue
construido en tamaño real o a escala, pero pocas cosas son generadas en CGI.
Por ejemplo, ver que la aldea Hobbiton fue literalmente creada en un campo en
New Zealand y ahí se filmó. Las estructuras como castillos y la torre de Sauron
fueron creadas a escala y a computadora porque era imposible hacer semejantes
estructuras para la película. Pero todo lo que se ve fue construido y
maquillado.
Durante horas había personas que pasaban horas en una
silla de maquillaje solo para ser un orco de la película y que su rostro nunca
se vea en la pantalla. Pero se maquillaron y actuaron, decenas de extras
participaron en esta película. Una película que se considera la producción
independiente más grande en la historia del cine.
Sí, New Line Cinema produjo la película, pero el peso
de la producción cayó en manos de WingNut Films, una casa productora
independiente que está ubicada en New Zealand. The Fellowship of the Rings tuvo un costo de $93 millones, pero
habiéndose filmado las tres películas a la vez, resultó en un costo de unos
$300 millones. Peter Jackson tenía en sus manos el presupuesto del estudio. Si
esta primera película era un fracaso, todo se iba a la basura. Años de
preparación y producción habrían sido en vano. Terminándola de editar unas
horas antes del estreno mundial, la tensión estaba acabando con los
productores, pero pudieron descansar cuando la película generó más de $870
millones y ganó 4 Oscar.
Fue el principio de una era, una era de películas
épicas como Troy, Eragon y 300. Así cómo los 70’s y los 80’s pertenecieron a Star Wars, el nuevo milenio pertenece a The Lord of the Rings y todo comenzó con
The Fellowship of the Ring.
Por: David A.
Maldonado Hernández
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