The Wolfman
Larry Talbot regresa a su pueblo natal cuando su
hermano muere. Al llegar visita un campamento de gitanos donde es atacado por
una criatura. Antes de que Talbot logre asesinar a la criatura, esta lo muerde
y le transmite una enfermedad. Una enfermedad que a la luz de la luna llena lo
hará convertirse en un hombre lobo.
Otro de los grandes clásicos del terror. Llegó a la
gran pantalla en 1941 en la película dirigida por George Waggner y
protagonizada por Lon Chaney. Probablemente la única pieza original dentro de
la saga de terror de Universal Pictures. Ha sido interpretado casi treinta
veces en los últimos setenta años.
¿Qué tiene de atemorizante un hombre que se convierte
en lobo? Bueno, se por testimonio que en sus tiempos esta película hacia gritar
a la audiencia en las salas de cine. La respuesta a esta reacción es bastante
sencilla. Esta película juega con la naturaleza animal del ser humano. Por un
lado nosotros los humanos tenemos la habilidad de pensar y podemos razonar.
Pero por el otro lado, también tenemos instintos. Esos instintos vienen con el
paquete de ser parte del reino animal. Comer, dormir, reproducirnos, proteger a
los seres queridos, supervivencia. Supervivencia es la clave. Para que este
monstruo pueda vivir tiene que cazar a sus cazadores. Asesinar o ser asesinado.
¿No es ese el pensamiento de los militares en la guerra?
Todos tenemos por dentro de alguna manera una criatura
gritando por salir. En la oscuridad de la noche, con la luna como aliada,
listos para atacar. Se supone que la habilidad de pensar y razonar evite que
hagamos este tipo de cosas, pero sabemos que más de uno vive su vida como el
hombre lobo, por instintos, sobreviviendo, sin pensar en el daño que les hacen
a otros. Esto es lo que hace al Wolfman un buen villano. Somos nosotros, si no
aprendemos a controlar nuestros impulsos.
La última película seria donde se vio al hombre lobo
atacar fue en el 2010, protagonizada por Benicio del Toro. La película tuvo una
crítica dividida, y a muchos no le gustó. Pero es una película genial que
regresa el género del horror a sus raíces. Cuando se provocaban grandes brincos
del susto y no caras de asco por lo morboso. Pero más importante aún, cuando se
mezclaba el género con el drama, no con comedia.
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