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domingo, 8 de enero de 2012

El ‘cine muerto’ es una opinión, no un hecho.


El ‘cine muerto’ es una opinión, no un hecho.
Por: David A. Maldonado Hernández.

El sábado 7 de enero del 2012 corrió por el diario “El Nuevo Día” un artículo en el que el director galés, Peter Greenaway, decía que el cine estaba “muerto” y que había la necesidad de reinventarlo. Fueron nada más que palabras vacías para promocionar el espectáculo que estaba a punto de presentar en Chile.

Lo primero que debemos hacer es preguntarnos ¿Quién es Peter Greenaway para decir semejante cosa? Este hombre es un artista entrenado como pintor, que pasa a ser editor, para luego crear sus propios filmes, muchos de ellos cortometrajes. Greenaway maneja varias expresiones de arte, como la pintura, escritura y claro, el cine. Esta es una de las razones por las que tal vez tiene la opinión del cine muerto. El director galés ha dicho anteriormente que si quieres contar historias debes de ser un escritor, no un cineasta. Entonces, a juzgar por sus recientes expresiones y sus anteriores comentarios, a este hombre no le gusta el cine como lo conocemos. ¿Por qué habría de importarnos lo que opine? Se ha dedicado toda su carrera a cambiar la manera en la que se hace cine y ha logrado unos reconocimientos en el manejo técnico de las imágenes, pero fuera de eso como cineasta no ha logrado nada.

Lamentablemente para Greenaway, el cine es el arte de contar una historia por medio de imágenes, sonido y, en sus comienzos, texto. “Contar una historia”, es la clave, algo que Greenaway no le gusta hacer. Para él, el cine es como la pintura en movimiento. Está ahí, se ve bonito, pero no tiene que significar nada. Él mismo ha dicho que detesta la continuidad, elemento del cine que hace que una historia tenga sentido. Ha admitido que busca hacer un cine no narrativo. Entonces para Peter Greenaway el cine no existe y nunca ha existido. Cuando se atreve a decir que un clásico como “Casablanca” (película que ha sido descrita por los críticos como ‘perfecta’), es aburrida, y necesita reinventarse, entonces para él nunca fue entretenido y ni siquiera ha sido inventado todavía.

Es cierto que el cine necesita reinventarse, todas las artes lo necesitan. Pero la realidad es que el cine se reinventa, cambia un poco de cuando en vez. Lo que sucede es que estrenan tantas películas al año, que deja la sensación de que nunca hay nada nuevo, pero si hay cosas nuevas. Yo en el 2007 descubrí, que en el 2000 se había hecho una película fuera de la narrativa convencional y aún así contaba una historia y cumplía con las reglas básicas de una película, “Memento”. El punto de reinventarse no es solo hacer algo distinto, tiene que gustarle a la audiencia. El cine, el teatro, la literatura, la escultura, la pintura, la danza y la música, todos existen porque tienen una audiencia que la apoya. Si haces algo que a las masas no le gusta, tu intento de reinventarte ha fracasado. Eso puede que sea lo que le pasa a Peter Greenaway, solo que se niega a aceptarlo.

El cine no ha muerto. Sigue igual de vivo que cuando estrenó la primera película en 1903, una historia de la pasión de Jesucristo dividida en 31 partes que sumaban un total de 60 minutos. Sí cambió la manera de verlo, ahora podemos verlo en casa o por internet. Cambió la manera de producirlo, ahora se usan cámaras digitales en lugar del fílmico. Ha cambiado el material que llega a las masas, ahora la gente busca algo más ficticio porque les da un respiro. Lo que nunca ha cambiado y no cambiará es la intención con la que se hace, contar una historia, buena o mala, es contarla. Y el resultado seguirá siendo el mismo, una película, una narrativa que se lleva a través de las imágenes en movimiento y el sonido. Si ha Peter Greenaway no le gusta lo que es el cine, debería quedarse sin hacerlo, el cine vivirá otros cien años sin él.

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