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viernes, 6 de enero de 2012

Sherlock Holmes: A Game of Shadows


Foto suministrada por Warner Bros.

Título: Sherlock Holmes: A Game of Shadows
Director: Guy Ritchie
Guionista: Michelle Mulroney, Kieran Mulroney
Productor: Susan Downey, Dan Lin, Joel Silver, Lionel Wigram
Elenco: Robert Downey Jr., Jude Law, Naomi Rapace, Jared Harris.

Una secuela casi mejor que la original.
Por: David A. Maldonado Hernández

Robert Downey Jr. regresa al papel de “Sherlock Holmes” en una secuela que es más grande, más complicada y más costosa que su predecesora.

La película toma acción a una fecha cercana al final del filme del 2009. Holmes está detrás de la mente criminal más grande, el profesor James Moriarty (Jared Harris), mientras que su ex compañero y mejor amigo John Watson (Jude Law), intenta contraer matrimonio con Mary. El intrépido detective sabe que Moriarty está detrás de los ataques terroristas recientes y de las repentinas muertes de funcionarios públicos. El problema es que el malvado profesor es una figura pública e importante y no hay manera de conectarlo con los crímenes. Exponer a Moriarty, destruir sus planes y llevarlo a la justicia es la misión de Holmes. Solo tiene una pequeña presión, si fracasa será el fin de la civilización occidental.

La película es sencillamente genial. El espectador está constantemente sorprendiéndose de las ocurrencias y los planes, perfectamente ejecutados, de Holmes. Aunque todo el equipo de producción (menos los guionistas), y elenco vuelve a trabajar en esta, la película tiene un tono distinto a la primera. Desde los primeros minutos se expone una variante que no estuvo presente en “Holmes” del 2009. Hace dos años era un mero caso que Holmes y Watson debían de aclarar para impedir que el villano se apoderara de Inglaterra y arreglar la reputación de Watson como doctor.  Esta vez, aunque Sherlock está obsesionado con su rival, la película toma un tono más personal. Al comienzo es solo un caso más, pero mientras va avanzando se vuelve cada vez más personal para los detectives.

Además del tono personal de la historia, el otro elemento que la hace distinta a la del 2009 es la acción. Imaginen todo el ingenio detrás de la historia anterior y pónganle acción constante, peleas, tiroteos y persecuciones. El resultado es un filme que no te deja respirar y terminas en un pequeño estado de shock (no que sea algo malo). Mientras en la historia original te preguntabas constantemente cómo había sucedido todo, en esta te preguntas ¿cómo va a terminar esto? Y es aquí donde las cosas se salen de control un poco.

Todo el filme es excelente, pero el final no lo es tanto. Está tan lleno de acción por dos horas que hay que terminar con un gran ¡BUM! Pero no solo es el gran bum, sino también que quisieron hacer un final más dramático. En un filme donde todo es basado en la lógica y hasta qué punto podemos llevarlo al extremo de lo creíble, su final resulta demasiado increíble para el estilo de Holmes. Luego le añaden un toque jocoso y calmas a la audiencia, pero no puedes evitar pensar “creo que se les fue la mano un poco ahí”.

Es el final la única razón por la que no diré que es mejor que la primera. Tiene más acción y es mucho más complicada, tanto que el final no resulta mejor que la del 2009. Pero el que no tenga problemas con ese final, de seguro la encontrará esta secuela mejor. Es una película que recomiendo ver en el cine porque tiene todos los elementos que hacen que valga la pena. Buena historia, entretenida, excelentes actuaciones, ordenada dirección, hermosa fotografía, una edición limpia y un “soundtrack” memorable. Vale el dinero de la taquilla.

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