Foto suministrada:
Título: My Week With
Marilyn
Director: Simon Curtis
Guionista: Adrian Hodges.
Productor: David Parfitt,
Harvey Weinstein.
Elenco: Michelle
Williams, Eddie Redmayne, Kenneth Branagh.
La sensualidad hecha persona.
Por: David A. Maldonado Hernández
Hay que saber escoger las palabras para describir un
filme basado en la vida de la diva Marilyn Monroe, y el adjetivo correcto es “delicado”.
“My Week With Marilyn” no es un filme realmente basado
en la vida de la celebridad, sino en las vivencias de Colin Clark durante la
filmación de “The Prince and the Showgirl”. Colin es un joven que quiere
trabajar en la industria del cine, y para hacerlo insiste hasta que termina
siendo tercer asistente del director Sir Lawrence Olivier en dicha producción.
Los protagonistas de la película que se está filmando son Monroe y el mismo
Olivier y durante el proceso ambos, actriz y director, tienen muchos
encontronazos hasta que Colin se involucra con la famosa celebridad. Estas
vivencias dan vida al filme y crean un filme que resulta ser hermoso y
delicado.
Hay tres aspectos del filme que lo convierten en un
éxito y le dan el adjetivo “delicado”.
Lo primero que resalta son las actuaciones. Michelle Williams es increíble como
Marilyn Monroe, con todos sus enigmas, simpatía, misterio y belleza. Todos sus
movimientos son como los de una mujer que está hecha de porcelana, que con el
mínimo disturbio podría quebrarse. Pero Kenneth Branagh es quien te hace la
película. La frustración que siente el personaje de Olivier al no poder
controlar y/o poseer a Marilyn es personificada sin que en ningún momento el
personaje lo admita.
El segundo aspecto que resalta es la fotografía. Ben
Smithard es el encargado de la cinematografía de la cinta y le da un toque
suave a la imagen. Los colores tienen el tono perfecto para la ocasión, con
vida pero suaves cuando está Marilyn en la escena, tristes y opacos cuando ella
no está presente. En cada plano resalta la imagen que todos quieren ver, la
imagen de la estrella. Pero el premio mayor es para el director Simon Curtis.
Puedes tener un elenco de primera, un fotógrafo sensacional,
con un guión interesante, pero si el director no hace bien su trabajo todo
habrá sido en vano. El toque “delicado”
se lo da Curtis con la técnica con la que todo se desarrolla. Marilyn Monroe
fue un símbolo sexual en su época, sigue siéndolo todavía y esa actitud quedó
retratada en el filme, mas sin embargo, no hay desnudos en él. Solo alcanzamos
a ver a la actriz desnuda completamente pero despaldas a la cámara. No hay
escenas de sexo, ni siquiera una que se insinúe que hubo una relación. Pero aún
así la película y Michelle Williams son completamente sensuales. En cada plano
en el que Monroe aparece se ve hermosa y sensual, aún en aquellos donde no se
supone que aparezca de esa manera. Ese es el resultado de tener un director que
sabe lo que hace. No desperdicia escenas y aprovecha cada segundo en la
pantalla para mostrar la belleza y sensualidad del personaje que está
presentando.
En esta crítica no entraré en detalles sobre si fue la
mejor representación de Marilyn Monroe. No discutiré si la victimizaron en el
filme o si dañan su imagen o si fue exactamente como era en vida real. Esto es
lo que este equipo quería mostrar y lo hicieron excelente. Es una película que
espero ver en la carrera por el Oscar. No solo nominar a Williams para “Mejor
Actriz”, sino a Branagh en “Mejor Actor de Reparto”, Curtis para “Mejor
Director”, a Smithard como “Mejor Cinematógrafo” y tal vez a Conrad Pope en “Mejor
Partitura”.
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